domingo, 2 de noviembre de 2008

HISTORIAS DE RADIO-INSTALACIONES DE ANTENA


Mi amigo José EA5TS, hace unos años paso por el calvario de instalar en una comunidad de vecinos sus antenas, pese a el tiempo que hace, sigue de rabiosa actualidad, por lo extenso del articulo lo vamos a dividir en capítulos.

Ya os anticipo que el final es muy previsible y sobre todo bueno, también no quiero dejar de pasar la ocasión de comentar que la persona que ayuda a EA5TS en la instalación es nuestro llorado y ahora en SK(silent key, fallecido) EA5YC el Sr. Jose Luis que en gloria este, y que junto a su esposa probablemente esbocen una sonrisa al leer lo que nos cuenta Jose.

Sin mas aquí tenéis el primer capitulo.

Antes que nada, quiero decir que cualquier parecido con la realidad es “pura coincidencia” los hechos, nombres y las ciudades que aquí se narran son “ficticias”.

CAPITULO PRIMERO: EL TRASLADO

Corría el mes de Marzo de 1995, por asuntos laborales y familiares, me vi en la obligación de dejar mi pueblo, Isla alta, y trasladarme a vivir a Cejijunto de la Línea, un pequeño pueblo de apenas dos mil habitantes situado al sudeste de la capital Valencia. Coqueto y campechano, tranquilo y aire puro, con buenas comunicaciones y donde todo el mundo se conoce.
A pesar del trauma que supone para un radioaficionado un cambio de QTH, me lo plantee con cierta esperanza en cuanto a la nueva ubicación de mi sistema radiante; Mejor altura, menos parásitos y ruidos electromagnéticos, en fin todo lo que podemos encontrar lejos de la gran “City”, sobre todo 0% de barridas de banda por otros colegas cerca de mí.
Mi mujer no lo veía todo igual que yo, ella veía el típico traslado con muchisimo trabajo de empaquetar y desempaquetar, a parte esa mirada asesina que me dice que siempre estoy pensando en lo mismo, mi emisora, mi antena...
Una vez trasladados todos los enseres domésticos, procedí al desmontaje y traslado de mis antenas: torre 3 tramos mas puntera y mástil, colineal de 2M, direccional 16el. de 144mhz, direccional de 3 el. HF y dipolo para 40 y 80m. vamos una instalación “típica”.
Ya estamos en Cejijunto de la línea, y en nuestro nuevo y provisional QTH, (provisional porque nuestras intenciones construirnos un chalet en el mismo pueblo con su piscinita, su jardincito, su terracita, su torrecita autoportante con una log-periodic que no la salte un gitano, en fin, el sueño de cualquiera.) Un piso segundo en una finca de cuatro alturas sin ascensor, pero con una magnifica terraza, despejada y bien ubicada para mis aparatitos.
-Lo primero hablar con el presidente pense, y a buscarlo raudo y veloz. Mi primera sorpresa fue que no había presidente, de ocho puertas solo éramos cuatro vecinos y yo. –Ideal, pense, una reunión sencillita, tranquila en mi casa tomamos café pastitas me presento les cuento lo de la antena, cuatro risas, enseño la foto y Qsl de EA0JC y esto esta resuelto.
Hablando con un vecino, me cuenta que él es el que hace las funciones de presidente y que no es problema lo de la antena, que la ponga y ya esta, - “bueno” dije yo, ni pastitas ni café, que barato. –Mil gracias Benancio. De todas formas le informo de sus derechos como vecino de una comunidad, para que a su vez informe a los demás de lo que voy hacer y en todo caso le dije: -Vale pero me firmas esta autorización como presidente para acelerar los tramites en Teleco. –No es problema. Dijo Benancio, un chico de una edad similar a la mía 28 años mas o menos, y con una profesión que le hacia conocer nuestra posible problemática.

CAPITULO SEGUNDO: LAS REUNIONES

Cuatro pisos, cuatro, cargado como un borrico de sacos de cemento, grava, arena, mallazo de hierro, agua, herramientas, etc. Nos temblaban las piernas, no podíamos ni levantar los brazos, pero por fin la base hecha de bloques y todo lo de antes, estaba por fin terminada, una hermosa plataforma de casi un metro cuadrado y 30 ó 40 cm. de alto con su correspondiente placa para la torre; Quedaba en todo lo alto de la terraza para la posteridad, el aire olía a pólvora, se sentía la fiesta de las fallas en el ambiente, era un día feliz, sólo quedaba esperar unos días que se seque todo y a la “plantá” de la torre. “ !Buenos días¡” ¡Silencio!... Huuyyy, aquí hay gato encerrado, -me dije-, no responden al saludo los vecinos que me cruzo en la escalera y esto mosquea.
Encuentro otro día a Benancio en un garaje cercano donde los dos guardamos el coche y le pregunto: ¿Pasa algo con los vecinos? –Pues sí, están en pie de guerra porque no les has dicho nada-.
-Vaya, si te lo dije a ti y no había problema. -Pues ya ves, ahora si lo hay. -Bueno, pues hacemos una reunión en mi casa los otros tres, tú y yo, y lo arreglamos. -No es tan fácil, pero veremos. Vale, de acuerdo.
Días después me comunican que tenemos una reunión en la escalera, le comenté a Benancio que por qué no podía ser en mi casa con un cafelito y cómodamente sentados, y me responde que el horno no está para bollos, y que es mejor la escalera. En fin, vamos allá.
Sábado por la tarde, primeros de abril. Bajo las escaleras a la hora prevista, escucho el murmullo de un numeroso grupo de gente y pienso: “si solo somos cuatro y yo y esto parece una manifestación”. Mis teorías se corroboran cuando llego al rellano, ¡¡familias enteras!! Las mujeres, los niños, algún vecino de la casa de al lado, el dueño del bajo que nunca ha venido por aquí y que parece un clon de Chiquito de la Calzada pero con mala leche, en fin, no sé si son todos los que están pero si que hay más de los que son.
Se hace un sepulcral silencio en el patio cuando me hago presente. –Buenas tardes. Alguna leve respuesta atajada por alguna mirada asesina de la parienta de turno. Benancio rompe el hielo y pone en ligeros antecedentes a los presentes, y seguidamente comienza un aluvión de críticas, casi improperios hacia él por haberme autorizado a poner la torre en la finca. Trato de poner un poco de paz y de librar al pobre Benancio de las culpas e intento explicar que no me hubiera hecho falta comunicarles personalmente nada a los vecinos y que lo hice por pura cortesía para evitar la frialdad de los procedimientos de Teleco y así poder resolver dudas y preguntas y sobre todo mantener la armonía con los cuatro vecinos que tengo. Explico en voz alta y pausada mis intenciones, mis derechos, los posibles problemas como ITV, las soluciones, todo lo arreglaría yo en caso de haberlas, por supuesto les enseño mi licencia y les pongo al corriente de la ley de antenas que nos ampara y protege como una especie en vías de extinción, les hago participes de que si algún días se necesita mi estación por algún desastre o emergencia (sabidas son las inundaciones cíclicas en la zona), estoy a su disposición y pueden contar con mi equipo para cualquier comunicación. Parece que las cosas se calman, respiro un poco aliviado, por ver las expresiones un poco menos beligerantes y se decide una votación secreta entre ellos para ver si se pone o no se pone la antena. No quiero en esos momentos liar más el cotarro diciéndoles que no necesito su aprobación y damos por terminada la reunión hasta una nueva “vista”. Salimos los hombres al bar de la esquina a tomarnos unas cervecitas y despejar la tensión acumulada.
Entre sonrisas, cañas y tapas nos vamos sincerando y me comentan los dos vecinos que venían conmigo, (entre ellos no estaba Benancio), que tranquilo, chico, no hay problema. –Pues menos mal, pensé yo. –Si llega ha haberlo ¡¡UFFF!!”
Esas noches con sus días esperando el veredicto de los vecinos, que a su vez no tenían ninguna prisa por realizar la siguiente reunión, me tenían con el corazón en un puño, pero bueno, qué podía salir mal, tenia a Benancio, el supuesto presidente, que se le desautorizó y dimitió aquella tarde de la reunión a
mi favor y a los dos vecinos del bar también, eran tres y yo cuatro (sí cuento, no lo sé) y dos posibles en contra, el vecino del primero y el del bajo. Todo sea por la buena armonía entre vecinos, le comentaba yo a mi mujer.
Durante estas semanas los vecinos se movilizaron en una campaña de búsqueda de apoyos y “expertos” que les dieran la razón a su causa. Fueron a hablar con el alcalde, un hombre joven ex EB y conocedor del tema, que les aconsejó que no se metieran contra mí. Preguntaron a un instalador de antenas que les dijo que si era legal no tenían nada que hacer. Se convirtió en tema de tertulia de los bares, que como es habitual en los pequeños pueblos se iba tergiversando y haciéndose más fantástica cada nueva versión de los hechos.
Una de las vecinas, amiga de mi hermana, quería convencerla a ésta de que yo quería abusar de un derecho que no tenía. Mi hermana, conocedora levemente de mi afición, pero sí de mi forma de hacer las cosas, le dijo: -Yo sólo sé que él lo tiene todo legal, si os metéis con él, perderéis seguro”.
Pasó más de un mes y nos metimos en junio para la dichosa reunión. Esta vez yo bajé al rellano con documentación que previamente había solicitado a la URE y que el Sr. J.M. me envío raudo y veloz, eran jurisprudencias de juicios ganados por radioaficionados en toda España, la ley de antenas, subrayando los puntos más importantes y no recuerdo si algún papel más, todo por si las cosas se torcían ya que es conocida la fama de “cabuts” (cabezones) de los de este pueblo.
Como la vez anterior, el patio estaba al completo y las mujeres llevaban la voz cantante, los hombres casi arrinconados, les costaba levantar la vista y por supuesto, ni chistar. Rápidamente me comunican que han decidido por unanimidad que no ponga la torre.
¡¡Gran sorpresa!! Los hombres bajan la vista, y empiezo a ser atacado desmesuradamente por las mujeres, tres allí presentes, mientras yo busco en las miradas de sus esposos un poco de comprensión que no encuentro. Dejo hablar y cuando tengo la oportunidad comienzo mi nueva explicación. Les hago saber que no necesito su aprobación y que en estos momentos ya tengo la aprobación y autorización de Telecomunicaciones. Me responden que por ser “socio” de Teleco no me van a dejar poner la antena. Intento explicar en vano que no se puede ser socio de Teleco. Ni caso. Les explico que es como el carnet de conducir, que si lo tienes, puedes comprarte un coche y usarlo. Respuesta: -Con el coche no tienes derecho a ir atropellando a la gente. –Oiga yo no atropello a nadie con la antena.
Comienzo a explicar varios casos de jurisprudencia de diversas capitales Españolas, tratando de convencerles para no tener que llegar a esos extremos. Respuesta del “clon de chiquito.” -Oye listo; esto no es Madrid, ni Bilbao, ni Barcelona. ¡¡Esto es Cecijunto de la línea!!.
El vecino de arriba izquierda, propone que por la misma ley que yo, él va a poner palomos en el tejado, yo le digo: ¡¡bueno!!. El vecino del cuarto dice que pondrá gallinas en el zaguán, yo le digo: ¡¡bueno!!.
Haciéndome un hueco casi a empujones para poder intervenir, por fin meto baza, y pregunto: ¿Existe algún motivo por el cual no queréis que ponga la antena?. ¡¡Motivo!!, Claro, porque ¡NO!. –Y porque NO. Y una vecina añade: -Yo tengo una amiga, que tiene una prima, que a su vez tiene un vecino con una antena en la terraza y no pueden ver la tele. ¡¡Eso, eso!! Exclaman todos al unísono, por eso también. Les entrego una nota preparada de antemano en la que si hay cualquier problema de ITV, o lo soluciono o quito la antena, lo firmo y se lo entrego al supuesto presidente.
¡¡-Nada que no!!. –Si pones la antena, vengo con el tractor, la ato y la tiro abajo, dice el “clon”.
¡¡¡ -A la hoguera, a la hoguera!!. Parecía que entendía mi cerebro cuando estaban todos gritándome a la vez, y ante semejantes “argumentos” decidí hechar el resto. –Esta bien, antes de que llegue la sangre al rio vamos a un abogado, al que vosotros queráis y se lo explico y luego que el os aconseje antes de que sea demasiado tarde. Increíble, pero hubo consenso y decidimos visitar al abogado.
Termina la reunión y vamos al bar a refrescar el sofoco los vecinos de arriba y yo. Oye, -le pregunto -¿Cómo es posible ese cambio de opinión de la última reunión a ésta? -Verás, José, por la noche con quien me acuesto es con mi mujer, ¿vale? El otro asiente con la cabeza mientras sorbía la cañita. -Vale, dije yo, y me bebí mi cervecita.
Esta vez la reunión tardó menos (menos mal), se me cita para el viernes siguiente a la anterior en una gestoría cercana a nuestro edificio. Ignorante de mí pensé que irían uno o dos representantes del edificio, pero me equivoqué, allí estaban todos, matrimonios completos, niños y algún invitado, digo yo. Aquello parecía una manifestación sindical, sólo faltaban pancartas, porque de los 50 metros escasos que separan el portal de la gestoría fueron arengándome con todo tipo de advertencias y murmullos como: lo tienes claro, ahora te enterarás. En fin, como para darme ánimos. Entramos en la gestoría e inmediatamente nos indican que pasemos al despacho del “abogado”, supongo. La señorita con cara de sorpresa pregunta: ¿Van todos juntos?. –Siiii... Sonó en el aire. –Pues no hay sillas para todos. –Da igual nos acoplaremos de pie. Nos sentamos yo y el vecino del cuarto frente a un señor con cara seria y un poco perplejo por la cantidad de gente que se había metido en su despacho. Directamente paso a explicarle al “abogado” lo que nos incumbe; Exposición sobre el asunto, comentario sobre la ley de antenas y jurisprudencia, le doy una fotocopia de ella y sin decir nada mas se pone a leerla “meticulosamente”. Mientras un silencio sepulcral llenaba el pequeño despacho, todos pendientes del abogado, por fin después de 3 o 4 minutos de lectura en solitario, alzo la vista me miro, miro a todos y expeto: “ Aquí no dice nada”. ¡¡BIEN!! ¡¡BRAVO!! ¡¡LO SABIA!! ¡¡NOS ENGAÑABA!! Aplausos y todo del respetable a la gran faena del “abogado”. –Pero oiga, le dije por lo bajini, ¿lo ha leído?. –Si, si, esta claro, aquí no dice nada. Se repitieron las escenas de alegría, abrazos y felicitaciones entre unos y otros. –Bueno, me decía yo a mí mismo, con cara de tonto, supongo. -Hay una ley de la propiedad horizontal que esta por encima de todo esto y lo que decida la mayoría de los vecinos es lo que vale. –Sentencio con rotundidad. –Gracias D. Marcelino, mas gracias, apretones intensos de manos por parte del respetable y salida a hombros, dos orejas y rabo.
Una vez fuera, con una sonrisa que les llegaba de oreja a oreja y chuleándome, nos fuimos despidiendo y mi ultimo comentario para el vecino del cuarto fue: -No se porque el “abogado” ha dicho, lo que ha dicho. Pero cuando esto termine le podréis dar las gracias por su brillante consejo, ya no voy a negociar ni hablar mas con vosotros, a partir de ahora será mi abogado. Se quedo con cara seria, no me respondió, se dio la vuelta y se fue con los demás.

1 comentario:

Superadmin dijo...

Hola a todos.

Otro caso mas, de la gran intolerancia, falta de respeto a los derechos de
los demas, y por supuesto y es lo que mas me fastidia de estas "novelas"
porque no tienen otro nombre, es la "actitud" de estos vecinos de Jose.

No porque no, no porque tengo una cuñada que a su vez tiene una amiga,
que......

O sea, no porque no queremos, porque aqui se debe hacer lo que dice la
mayoria, y no lo que dice la ley que son los derechos de los
radioaficionados, y esta actitud, todavia se agrava mas, cuando doy por
supuesto la buena fe, de un radioaficionado y de su señora al llegar a una
comunidad, que lo unico que piden son sus derechos, que ademas, seguro que
EA5TS, intentó explicar cordialmente para tener una buena convivencia y que
las cosas fuesen por el buen camino para todos y poder vivir tranquilo,
siendo respetado y respetando a los demas.

Estoy impaciente por leer los proximos capitulos, que segun el inicio de
esta "novela", acaba bien.

Supongo que hablando y demostrando como son las cosas, no se pudo llegar al
kit de la cuestion, por lo que supongo que llegarias al juzgado, (eso no es
acabar bien), pero me gustaria haber estado alli, a la puerta del juzgado,
cuando el juez, supuestamente, te da la razon, en contra de la mayoria de la
comunidad, no para reirme, sinó para verles salir con la cabeza baja,
sabiendo que no tenian razon y que no han obrado bien.

A todos los que tenemos la suerte de tropezarnos con estos vecinos, tanto si
acabamos en el juzgado, como si no lo hacemos, como si montamos antenas o no
lo hacemos, la convivencia, (si no eres una persona muy pasota), acaba
siendo mala o malisima, sin un buenos dias o un adios en la escalera.

Acabará el amigo Jose EA5TS, con la sentencia en la mano, demostrando que la
ley esta para ser respetada, pero mas pronto o mas tarde, su señora y él,
por tener mas escrupulos y ser mas educados y civilizados que estos vecinos,
acaban marchandose a otra comunidad, o a un chalet en la montaña, por el
simple hecho de no hacer lo que la mayoria cree conveniente.

Saludos Jose y a todos los leyentes, esperaremos los proximos capitulos.

Siento que te ocurran estas cosas Jose, sabes que te lo digo con cariño.

Un abrazo compañero.